Visita FMI en la mira de inversionistas tras pago de bonos de El Salvador.

NUEVA YORK, EEUU — El Salvador efectuó esta semana el pago de un bono por poco más de 600 millones de dólares, pero las persistentes preocupaciones sobre sus fuentes de financiamiento y la política fiscal estarán en el centro de atención mientras el país se prepara para una visita anual de un equipo del Fondo Monetario Internacional.

Los inversionistas tienen la mirada puesta en cualquier señal de acercamiento entre el presidente Nayib Bukele y el prestamista internacional durante su visita a San Salvador a partir del 30 de enero.

La visita, denominada “Artículo IV”, evaluará la evolución y las políticas económicas y financieras del país, y ha sido muy crítica en el pasado. La decisión de El Salvador de convertir el bitcóin en moneda de curso legal en septiembre de 2021 cerró de hecho las puertas a la financiación del FMI.

La disputa con el Fondo fue parte de la razón por la que los precios de los bonos de la nación centroamericana cayeron en ese entonces y estuvieron deprimidos hasta hace poco, hasta el punto de que el pago de esta semana se puso en duda.

La oficina de prensa de la Presidencia dijo a Reuters a última hora del lunes que el pago ascendía a más de 625 millones de dólares, incluidos los intereses.

Tras el pago, la atención de los inversores se centra en una disciplina fiscal más estricta, ya que el gobierno de Bukele entra en una campaña de reelección para las elecciones de febrero de 2024, así como en otras fuentes de financiación a corto plazo.

“El anuncio del FMI de una visita del Artículo IV a El Salvador es positivo en el sentido de que muestra que ambas partes siguen comprometidas”, dijo Todd Martínez, responsable de análisis y calificaciones de créditos soberanos en América Latina para Fitch.

“Pero es muy difícil decir si señala algún progreso con respecto a los puntos de fricción clave para un programa potencial: bitcóin, cuestiones de gobernabilidad y ajuste fiscal”, añadió.

Fitch recortó en septiembre su calificación a largo plazo de la nación latinoamericana a “CC”, lo que significa que un impago de algún tipo “parece probable”.

El Salvador ha estado en el foco de los inversores desde 2021, cuando el gobierno y su mayoría en el Congreso despidieron a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema, así como al entonces fiscal general, una medida criticada por Washington.

Los bonos del país con vencimiento entre 2029 y 2052 bajaron de precio el martes y cotizaron entre 47,5 y 54 centavos de dólar. A los precios actuales del mercado, los bonos salvadoreños rinden entre el 17 % y el 23 %, lo que deja a la nación centroamericana fuera de los mercados de deuda.

“La posición financiera de El Salvador sigue siendo frágil, como lo demuestra nuestra estimación de que las necesidades y fuentes de financiamiento para el año implican una brecha de alrededor de 600 millones de dólares”, dijo Steven Palacio, economista de JPMorgan en una nota a clientes.

Palacio afirmó, sin embargo, que sus suposiciones son “modestas, en términos de financiamiento multilateral”, y que podría fluir más efectivo de los prestamistas regionales como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), que comprometió 350 millones de dólares para El Salvador recientemente.

Para algunos inversores, los rendimientos de dos dígitos son difíciles de ignorar.

“Seguimos creyendo que los fundamentos de El Salvador son mucho mejores de lo que reflejan los precios actuales de los bonos”, apunta Aaron Stern, socio gerente y director de inversiones de Converium Capital en Montreal.

“El país tiene un déficit pequeño y manejable con un buen historial de controles fiscales, la economía está creciendo a un ritmo saludable, tiene acceso a financiación de (entes) multilaterales regionales y no tiene vencimientos de bonos externos hasta enero de 2025”, añadió, y subrayó que los rendimientos actuales “deberían atraer una atención considerable”.

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